Por Lcdo. Tonny O. Romero |
Por muchos años, el sistema educativo del Ecuador ha establecido reglas y reglamentos que definen los límites de comportamiento aceptable o no de un estudiante y que por lo general tienden a imponer, reprimir y castigar al educando. En base a un modelo constructivista, humanista, es de vital importancia implementar un plan de disciplina en las aulas que consista en enseñar al estudiante a elegir entre reglas con reconocimientos positivos y consecuencias.
En la primera semana de clase del año escolar, la institución debe entregar un plan de reglas y las razones que al educando y a los padres de familia le informará y le explicará sobre el tipo de comportamiento que se espera del mismo en las clases todo el tiempo. El listado -y por escrito- debe incluir un limitado número de reglas fáciles de aplicarse durante el periodo de clase; deben enfocar solo el comportamiento o conducta del estudiante y que no interfiera con el desarrollo académico del mismo. Inclusive, involucre a los mismos estudiantes en la elección de las reglas para su aula. Algunas reglas aplicables pueden ser; por ejemplo: “espere al maestro dentro del salón de clase”, “manténgase sentado cuando el timbre suene”, “alce la mano para hacer una pregunta”, “traiga su deber a tiempo”, “mantenga el aula limpia”, etc.
“Repetimos lo que aprendemos y aprendemos lo que hacemos” nos habría demostrado alguna vez B. F. Skinner cuando él se refería a la formación de hábitos; es decir: una reacción reforzada puede ocurrir una y otra vez hasta que se hacen automáticas. Por eso es importante darle un reconocimiento al educando cuando sigue las reglas apropiadamente; para estimular la repetición de ese buen comportamiento. El educando debe informarse sobre su buen comportamiento al recibir estímulos positivos tales como el uso de reconocimientos tangibles: un diploma, una revista, un lápiz, darle otra oportunidad para tomar un examen que haya reprobado, etc. Puntualizo, que un reconocimiento tangible no es un chantaje; ya que se lo otorga después de seguir las reglas y siempre va acompañado de un elogio verbal como: “Pedro, ten este diploma por mantener el aula limpia. Me siento orgulloso de ti”.
Cuando exista un comportamiento que haya incurrido en una o más faltas, Ud. debe estar preparado para lidiarlo con calma y rápidamente. No amenace, aplique la consecuencia que el estudiante ha elegido. Recuerde que el estudiante debe entender que las consecuencias no son un castigo, sino su elección. Las consecuencias no deben ser severas para su efectividad; deben enfocar actividades que a los jóvenes no les gusta realizar, y que por ninguna razón, afecte al estudiante psicológica o físicamente. La primera consecuencia puede ser una advertencia verbal, siempre con el objetivo de orientar al discípulo sobre su beneficio al mantener un buen comportamiento en el aula.
Existen consecuencias que los maestros encuentran efectiva en su aplicación. Por ejemplo: “quedarse en el colegio unas horas extras después de clases haciendo el trabajo” cuando no haya traído deber ese día; también “limpiar el aula” cuando el educando la ensucia, etc. Tome en cuenta que después de recibir alguna consecuencia, aproveche la primera oportunidad de forma inmediata para reconocer al estudiante que muestre cualquier comportamiento positivo de su parte.
“Guerra avisada no mata gente”. La disciplina asertiva debe ser planificada diaria o semanalmente junto a su plan didáctico de lecciones. Antes de iniciar la lección del día, infórmele a los educandos las reglas que ellos deben seguir, así como las consecuencias que Ud. va a aplicar. Los estudiantes se sentirán más tranquilos y receptivos cuando ellos sepan de antemano lo que se espera de ellos. A través de la aplicación de este tipo de disciplina en forma didáctica, aprenderán a seguir instrucciones, reglas, reglamentos; a respetar las leyes del país, así como los efectos multidisciplinarios del aprendizaje en otras áreas como la limpieza, la puntualidad, el orden, el cumplimiento, el respeto, la solidaridad, etc.
Por ende, existe también la certeza de predecir el ambiente que Ud., maestro, desea tener en su aula; es una de las más grandes ventajas que se obtiene de un plan de disciplina asertiva.
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